En “El Halcón Maltés” Humphrey Bogart es un investigador privado que es contratado para que encuentre un tesoro en forma de estatuilla de halcón. Para referirse a ella y al deseo que suscita la describen diciendo que está hecha de “el material del que están hechos los sueños”. Esta anécdota nos sirve para hablar de un tema más prosaico, pero que nos describe de manera precisa la cuestión que queremos abordar, el material del que están hechos los elementos de descanso y cómo influyen en el sueño.
Existen varias composiciones para las almohadas. Cada una de ellas aporta una serie de cualidades en cuanto a firmeza, capacidad de adaptación, transpirabilidad, propiedades antialergénicos o limpieza. Si quieres conocer las diferencias entre las más comunes, y así elegir la que mejor te vaya, aquí te hablamos de las más destacadas.
Las almohadas de microfibra están formadas por miles de filamentos de poliéster, recubiertos por una capa invisible de silicona. Esta composición le confiere un agradable confort y le permite un perfecto acoplamiento a la estructura de nuestra cabeza. Su estructura interna permite la circulación del aire por su interior, favoreciendo la absorción de la humedad y evitando la presencia de ácaros y hongos, adquiriendo así propiedades antialérgicas. La microfibra es un material lavable que puede meterse directamente en la lavadora, favoreciendo así una mayor higiene en el descanso. Otra característica destacada de este tipo de material es su duración, manteniendo sus propiedades durante un largísimo periodo de tiempo. Las almohadas de microfibra poseen una firmeza media por lo que son las más indicadas para aquellas personas que duermen de lado o que se mueven mucho durante el sueño.
Las almohadas viscoelásticas están fabricadas en base a espuma de poliuretano, el mismo material con el que se confeccionan los colchones, y destacan por su capacidad de amoldamiento. Se adaptan mejor y ejercen menor presión, por lo que suelen resultar más cómodas y confortables para quienes padecen problemas cervicales, musculares, contracturas, etc . Es un material transitable que no retiene la humedad y es recomendable cubrirla por una funda que refuerce estas características y que sea fácilmente lavable. Su principal ventaja es que se amoldan perfectamente a la forma y postura del cuerpo. Son un poco más duras que las de microfibra y un poco menos que las de latex.
El latex es otros de los materiales estrella con los que se confeccionan las almohadas. Estos almohadones poseen todas las propiedades de los colchones de látex natural 100%, son anti-alérgicos y al carecer de cargas estáticas, resistentes al polvo y a la suciedad. Son almohadas firmes, aunque debido a su elasticidad se adaptan suficientemente a cabeza y cervicales. Tal y como describíamos en el artículo anterior, el latex proporciona la resistencia adecuada para las personas que duermen de lado. La firmeza o presión que ejerce el látex natural es ligeramente superior a la del viscoelástico.
Las propiedades antibacterianas del látex evitan la propagación de insectos y ácaros en la almohada y son recomendados para personas con alergias, eccemas, asmas, problemas respiratorios o fiebres dadas las propiedades del látex natural.
Las fundas
La funda con la que se cubre es una parte fundamental de la almohada. Algunas llevan hasta una doble funda, la primera que simplemente cubre el material base de la almohada y la segunda que es la que está en contacto con nuestra cara. Centrándonos en esta segunda capa, las características deseables en la funda han de ser similares a las del material de composición: que favorezca la transpiración, que sea antialérgica y antiácaros o que mantenga la temperatura corporal. A estas características es importante añadir que sea lavable, fácilmente extraíble y de tacto suave, ya que será el tejido que estará en contacto con nosotros.
Y sobretodo, que nos genere placenteros sueños…
